Dorothy B.Dought, Debra
Broadwell Jackson. Peritonitis. En: Dorothy B.Dought, Debra Broadwell
Jackson. Trastornos
gastrointestinales (1ªed.). Madrid: Mosby-Doyma libros , S.A; 1995. P: 166-172.
PERITONITIS
Peritonitis es la inflamación del peritoneo que se puede dar en una zona
concreta, es decir, localizada o encontrarse generalizada. La podemos clasificar en:
- Peritonitis primaria: cuando la infección está producida por gérmenes hematógenos o del tracto genital.
- Peritonitis secundaria: se produce una contaminación peritoneal por secreciones gastrointestinales.
Se trata de un proceso muy importante ya que la mortalidad va desde un 18 a
un 60% y se suele asociar con la edad avanzada y con la contaminación fecal
intraabdominal.
Las manifestaciones clínicas
son:
- Dolor abdominal: puede ir desde un dolor sordo a un dolor muy intenso, que o bien se encuentra generalizado o se localiza en la parte supradyacente a la inflamación.
- Palpación: encontramos rigidez abdominal y dolor en el enfermo.
- Nauseas y vómitos.
- Distensión abdominal: varía en intensidad en cada caso.
- Indicios de colapso circulatorio.
- Temperatura elevada: a veces puede descender por debajo la normalidad ya que el sistema inmunitario queda superado por la peritonitis.
Las posibles complicaciones que
se puede producir son: septicemia, formación de abscesos intraabdominales y
colapso circulatorio (shock y muerte).
Las pruebas diagnósticas
a realizar serían: recuento leucocitario, hematocrito, electrolitos séricos,
gasometría arterial, análisis de orina, radiografía de tórax y abdomen, TAC
abdominal, arteriografía, aspiración peritoneal con cultivos y determinación de
la sensibilidad.
Tratamiento:
- General: mantener al paciente en ayunas, liquidoterapia y oxigenoterapia si fuese preciso.
- Quirúrgico: lamparotomía exploradora para determinar y eliminar la fuente de la infección.
- Farmacológico: analgésicos, antieméticos y antibióticos.
El trabajo del profesional enfermero debe
iniciarse con una buena valoración que observe el dolor que presenta el
paciente, realizar una palpación abdominal, controlar los signos vitales,
valorar la función gastrointestinal y el equilibrio líquido /electrolítico. Y
sus intervenciones debe girar en torno al dolor del paciente, al equilibrio de líquidos
y electrolitos, a una correcta perfusión delo tejido renal, cerebral,
cardiopulmonar, gastrointestinal y periféricos y a una adecuada nutrición.
Tras la realización de las intervenciones se deberá reevaluar el estado del
enfermo y ver si se han cumplido los objetivos propuestos.
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