viernes, 2 de diciembre de 2016

Bradley-Springer, L.  Infección por el VIH. En: Mantik Lewis S, Mc Lean Heitkemper M et all. Foret Giddens J (editor). Enfermería Medico-quirúrgica. Vol. I. 6ª ed. Madrid: Elservier; 2004. p 271-95


ESTUDIOS DIAGNÓSTICOS DEL VIH

El estudio bibliográfico que a continuación voy a redactar trata sobre los estudios diagnósticos del VIH. En estos estudios vamos identificar dos aspectos. Por un lado el estudio del diagnóstico del VIH y por otro los estudios de laboratorio en la infección de VIH

Diagnóstico del VIH

Las pruebas más útiles de cribado para el VIH son aquellas que detectan los anticuerpos específicos contra el VIH. El principal problema de estas pruebas es que hay un retraso de dos meses tras la infección antes de que puedan detectarse los anticuerpos. Esto crea un “periodo ventana” durante el cual un individuo infectado no tendrá una prueba positiva contra el VIH. La prueba del antígeno VIH generalmente se realiza siguiendo una secuencia establecida. Este proceso produce resultados altamente precisos. La prueba contra el anticuerpo VIH puede actualmente realizarse en líquidos de orina y orales.

Las pruebas más actuales, permiten realizar pruebas rápidas de sangre para el VIH (20 minutos) en cualquier clínica. Estas pruebas son muy fiables y proporcionan una información inmediata a los pacientes a los cuales se les puede dar consejo acerca del tratamiento y prevención.

El diagnóstico del VIH en los recién nacidos puede ser problemático. Todos los recién nacidos de madres infectadas por VIH serán positivos a la prueba contra el anticuerpo VIH porque los anticuerpos maternos cruzan la barrera placentaria. Estos anticuerpos se mantienen presentes en el lactante hasta 18 meses. Por esta razón, la detección precoz de la infección del VIH en los lactantes depende de la prueba contra el antígeno del VIH por medio del uso de la reacción en cadena de la polimerasa ADN del VIH (PCR), VIH ARN PCR, o cultivos víricos. Estas pruebas pueden diagnosticar el VIH con absoluta seguridad en los lactantes infectados a las cuatro semanas de edad.

Estudios de laboratorio en la infección de VIH.

La progresión de la infección por VIH se controla por el recuento de linfocitos T CD4. A medida que avanza la enfermedad, generalmente disminuye el número de linfocitos, lo que constituye un marcador de la disminución de la función inmunitaria. Sin embargo, el recuento de linfocitos T CD4, aunque es muy importante, revela solamente parte del espectro clínico. Las pruebas de laboratorio que determinan la actividad vírica permiten una mejor valoración del estado clínico y de la progresión de la enfermedad. La carga vírica representa el número de partículas víricas en una muestra de sangre, y puede determinarse con la PCR del ARN del VIH o las pruebas de doble cadena del ADN. Estas pruebas proporcionan información que ayuda a determinar el inicio del tratamiento, la eficacia de éste y el cumplimiento de los objetivos clínicos.

Es habitual encontrar anormalidades en las pruebas de sangre en pacientes con infección por VIH no tratada, ya que podrían estar causadas por VIH, enfermedades oportunistas o complicaciones de los fármacos o radioterapia. Habitualmente se observa una disminución de los glóbulos blancos, especialmente los neutrófilos; de las plaquetas, que pueden estar causados por anticuerpos antiplaquetarios o por el tratamiento farmacológico; y anemia que se asocia con la enfermedad crónica, así como con los efectos adversos habituales de algunos fármacos antirretrovirales. Es habitual encontrar alteraciones en las pruebas de funcionalismo hepático, que pueden estar causados por enfermedades o tratamientos farmacológicos y suelen ser más frecuentes con nuevos fármacos. Por ello es importante la identificación precoz de la coinfección con el virus de la Hepatitis B ya que pueden condicionar el curso de más grave en el paciente con VIH.


Como he dicho anteriormente hoy en día es posible estudiar la resistencia de los antirretrovirales en personas que están siendo tratadas de la infección por VIH. Se utilizan dos tipos de pruebas: genotipo (que detecta las mutaciones víricas resistentes a los fármacos) y la prueba de fenotipo (que determina el crecimiento del virus en varias concentraciones de fármacos antirretrovirales. Estas pruebas son muy útiles para tomar decisiones sobre las nuevas combinaciones terapéuticas en pacientes que no responden a los tratamientos actuales.

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