viernes, 2 de diciembre de 2016

Alteraciones del esófago. En: Piriz R., De la Fuente M. Enfermería Médico-quirúrgica. 1ª ed. Madrid. DAE; 2005: p 1237-1238


SINTOMAS ESOFÁGICOS

Los síntomas esofágicos son frecuentes en la población adulta; no tienen importancia cuando son fugaces y solo cuando son persistentes o muy frecuentes sugieren la presencia de un trastorno esofágico. El conjunto de manifestaciones propias de este trastorno recibe el nombre de Síndrome Esofágico.

El Síndrome Esofágico está compuesto por síntomas cuyo denominador común reside en las dos funciones básicas del esófago: el transporte del bolo alimenticio de la boca al estómago, y la prevención del flujo retrógrado del contenido gástrico. La primera función se realiza gracias a las contracciones peristálticas y la segunda se debe a los dos esfínteres esofágicos.

La sintomatología esofágica se presenta el multitud de enfermedades propias del esófago o como participación en padecimientos de otra localización o bien sistémicos.

Las manifestaciones clínicas más frecuentes del Síndrome Esofágico son:

  • Disfagia: dificultad para la deglución de alimentos. Es uno de los síntomas más frecuentes y nos indica la existencia de un problema significativo relacionado con la estructura o función del esófago. Se distinguen dos tipos: disfagia orofaríngea y disfagia esofágica.
  • Acalasia: en ella el peristaltismo de los dos tercios inferiores del esófago (musculo liso) está ausente. La presión en el EEI está aumentada junto con una insuficiencia de éste para relajarse en respuesta a la deglución. Se produce una obstrucción del esófago en o cerca del diafragma, los alimentos y los líquidos se acumulan en la porción inferior del esófago, y el resultado es una dilatación del esófago inferior (esta obstrucción justo arriba del estómago provoca mayor dilatación en la parte superior del tórax)
  • Pirosis: se describe como una sensación de quemazón, presión que se siente de una forma intermitente por detrás de la parte inferior del esternón, en dirección hacia la garganta o mandíbula. Es una de las manifestaciones clínicas más frecuentes del reflujo gastroesofágico y se produce por irritación del esófago por las secreciones gástricas. La pirosis puede ocurrir tras la ingestión de alimentos (grasas, bebidas carbonatadas, chocolate, alcohol, café) fármacos, por tabaco, el decúbito, circunstancias que disminuyen la presión del EEI o que directamente irritan la mucosa del esófago.
  • Regurgitaciones: se trata del retorno del alimento o contenido gástrico que se encuentra en el estomago y que regresa hacia el esófago o la boca sin arqueo ni sensación de nauseas. Generalmente se describe como una sensación de líquido caliente, amargo o ácido en la garganta o en la boca. Se suele manifestar en ciertas posturas, como al acostarse después de algunas comidas o al realizar un esfuerzo que implique elevación de la presión intraabdominal.
  • Odinofágia: es la deglución dolorosa. Se refiere al dolor de origen esofágico que tiene lugar después de la deglución. Habitualmente se trata de un dolor localizado que ocurre 5-8 segundos después de tragar el bolo alimenticio. En algunos casos puede estar provocado por la deglución de líquidos muy fríos, de bebidas carbónicas o de alimentos sólidos.
  • Eructos esofágicos: se producen por aerofagia. Es un problema vinculado con el exceso de gases que provoca eructos crónicos.



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