jueves, 10 de noviembre de 2016

Kahn, M. y Trofino, R. Cuidados de enfermería de pacientes con trastornos cutáneos. Psoriasis. En: Williams, L.S; Hopper, P.D. Enfermeria medicoquirúrgica. 3ª ed. México: Mc Graw Hill; 2007. p. 1261-90



PSORIASIS

Dentro de los trastornos cutáneos inflamatorios uno que me llama especial atención es la psoriasis, dado que dos familiares míos la padecen. Este es el aspecto fundamental por el que he elegido esta enfermedad de la piel para hacer un estudio bibliográfico más profundo a lo visto en clase.

La psoriasis es un trastorno cutáneo crónico inflamatorio en el que las células epidérmicas proliferan anormalmente de forma rápida. Las células cutáneas de un paciente con psoriasis, se descaman cada cuatro o cinco días, acumulando piel muerta en la superfice. La queratina anormal forma escamas que se adhieren de manera laxa con inflamación dérmica, creando la imagen típica de la psoriasis.

La psoriasis es muy común. Cualquiera puede padecerla aunque la edad de inicio suele ser entre los 15-35 años. No es trastorno contagioso, aunque parece que tiene un componente hereditario ya que puede transmitirse de padres a hijos. Se piensa que puede ser un trastorno autoinmunitario, en el que el propio sistema inmunitario ataca por error e inflama o destruye tejido corporal sano.

Entre las causas que pueden desencadenar un ataque de psoriasis o hacer que sea más difícil de tratar están las siguientes: 
  • Infecciones bacteriana o virales.
  • Aire seco o piel seco.
  • Lesiones en la piel: cortaduras, quemaduras, picaduras…
  • Algunos medicamentos: litio, beta-bloqueadores…
  • Estrés.
  • Poca luz solar.
  • Demasiada luz solar (quemaduras solares)

Los síntomas de la psoriasis pueden aparecer de forma repentina o lenta, e incluso muchas veces puede llegar a desaparecer y luego se reactiva.

El síntoma principal de la afección son la aparición de parches de piel irritados, rojos y descamados que forman placas. Estas placas se ven con mayor frecuencia en los codos, rodillas, piel cabelluda, ombligo y genitales. También pueden aparecer en las palmas de las manos y plantas de los pies.

La piel puede estar:
  • Con comezón.
  • Seca y cubierta con piel descamada (escamada)
  • Color rosada-enrojecida.
  • Levantada y gruesa.

Otros síntomas pueden incluir:
  • Lesiones genitales en los hombres.
  • Dolor articular.
  • Cambios en las uñas: uñas gruesas, uñas que se despegan de la piel…
  • Caspa abundante


  
Existen 5 tipos principales de psoriasis:
  • Eritrodérmica. El enrojecimiento de la piel es muy intenso y cubre una zona grande.
  • Guttata. Aparecen pequeñas manchas entre rojas y rosadas en la piel. Esta forma parece estar vinculada con las infecciones por estreptococos.
  • Inversa. Se presenta enrojecimiento e irritación de la piel de las axilas, la ingle y entre la piel superpuesta.
  • Placa. Gruesos parches de piel rojos y gruesos cubiertos por escamas plateadas y blancas. Este es el tipo más común de psoriasis.
  • Pustular. Ampollas blancas llenas de pus (pústulas) que están rodeadas de piel roja e irritada.

Se puede diagnosticar la afección observando simplemente la piel, algunas veces se lleva a cabo una biopsia de piel para descartar otros trastornos posibles.

En cuanto al objetivo principal de tratamiento es controlar los síntomas y prevenir una infección. Hay tres opciones de tratamiento:
  • Lociones, ungüentos, cremas y champús para la piel. Estos se denominan tratamientos tópicos.
  • Pastillas o inyecciones que afectan la respuesta inmunitaria del cuerpo, no simplemente la piel. Se denominan tratamientos sistémicos o generalizados.
  • Fototerapia, en la cual se utiliza luz ultravioleta para tratar la psoriasis

La psoriasis puede ser una afección de por vida que se puede controlar mediante tratamiento. Puede desaparecer durante períodos extensos y luego volver. Con el tratamiento apropiado, no afecta la salud general. Pero debe estar al tanto que existe un fuerte vínculo entre la psoriasis y otras afecciones, como la enfermedad del corazón. 

Como medida de prevención hay que indicar que no existe ninguna forma de prevención conocida para la psoriasis. Mantener la piel humectada y limpia y evitar los desencadenantes de la enfermedad puede ayudar a reducir la cantidad de reagudizaciones. Se recomiendan los baños o duchas diarias para las personas con psoriasis. Hay que evitar restregarse demasiado fuerte, porque esto puede irritar la piel y desencadenar un ataque.

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