Bibliografía:
S. Smeltzer, B. Bare, J. Hinkle, K. Cheever. Manejo de pacientes con problemas dermatológicos. En: A. Rizo Velaco, coordinador. Enfermería Medicoquirúrgica. 12ª ed. Barcelona: Wolters Kluver; 2009. P. 1676-1718.
La psoriasis es una enfermedad crónica hereditaria que se
caracteriza por una sobreproducción de queratina. Suele aparecer entre los 15 y
los 45 años.
Me parece importante explicar el papel de la enfermera en
diversas alteraciones cutáneas pues éstas pueden llegar a ser muy frecuentes.
La enfermera debe examinar las áreas más propensas a padecer
psoriasis como pueden ser codos o rodillas.
Estos pacientes pueden padecer trastornos de la autoestima
al ser ocasionalmente rechazados y también al sufrir una alteración de la
visión de su imagen corporal. Por ello, la enfermera debe crear un ambiente que
los haga sentir cómodos y analizar aspectos importantes sobre su calidad de
vida como puede ser la respuesta psicosocial.
Algunas intervenciones de la enfermera son:
-Mejoramiento del autoconcepto e imagen corporal.
Es de utilidad comunicar al paciente las estrategias de
afrontamiento que otros pacientes utilizaron previamente y hacer sugerencias
para reducir el estrés que la vida cotidiana le supone al paciente. Esto le
ayuda a superar la cronicidad de su enfermedad.
-Vigilancia y manejo de posibles complicaciones
La psoriasis puede complicarse con artritis psoriasica por
ello el paciente debe estar informado sobre cómo tratar las articulaciones
afectadas y sobre la importancia de cumplir el tratamiento. Se recomienda
consultar a un reumatólogo para establecer tanto el diagnóstico como el
tratamiento.
-Incremento de la integridad de la piel
Para no lesionar la piel se recomienda no rascar las zonas
afectadas. También se recomienda mantener la piel hidratada, pues con la piel
seca la psoriasis empeora. Para aliviar el dolor y la descamación de la piel,
el paciente debe darse un baño de aceite o aplicarse un agente limpiador
emoliente.
-Fomentar el conocimiento
La enfermera debe explicar claramente al paciente que,
aunque la enfermedad no se puede curar, se puede controlar con un tratamiento
de por vida. Además debe enfatizar que los traumatismos o una medicación
concreta pueden empeorar la enfermedad. La mayor parte de los pacientes
necesita un tratamiento integral por lo que se recomienda ofrecer material
educativo donde se describan terapias y pautas específicas. Esto no debe
sustituir en ningún caso a las conversaciones cara a cara sobre el plan de
tratamiento.
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