martes, 1 de noviembre de 2016

Reacciones de hipersensibilidad.

Sharon M. Cuidados de enfermería de pacientes con trastornos inmunitarios. Enfermería Medicoquirúrgica. 3ªed. México, DF. Mc Graw Hill; 2009. p. 313-33.

Esta vez, me ha parecido muy interesante el capítulo de inmunidad de la bibliografía recomendada por su buena estructuración y la claridad de sus explicaciones. Una de las partes que más me han gustado han sido las alergias y dado que en clase no hemos profundizado en ese tema, he decido ampliar un poco al respecto.

El sistema inmunitario es un sistema de adaptación y protección del cuerpo, pero a veces, su mal funcionamiento puede ocasionar patologías para el propio individuo. Los trastornos del sistema inmunitario se dividen en tres categorías: reacciones de hipersensibilidad, trastornos autoinmunitarios y deficiencias del sistema inmunitario.

REACCIONES DE HIPERSENSIBILIDAD

Se dan cuando el sistema inmunitario lesiona el organismo por una reacción exagerada. Las reacciones de hipersensibilidad se clasifican en cuatro grupos dependiendo de la manera en que se lesiona el tejido:
  •          Tipo I: Reacción anafiláctica (sobreprotección). Se presenta de inmediato tras la exposición a un antígeno específico. La reacción puede ser de leve a grave y poner en riesgo la vida. El paciente debe haber sufrido previamente una exposición al antígeno (sensibilización), en la cual se forman anticuerpos de IgE, las cuales se unen a las células cebadas o mastocitos. Cuando ocurre una exposición posterior a ese mismo antígeno, la IgE estimula el mastocito para que libere su contenido. Una de las sustancias liberadas es la histamina, que produce ciertas reacciones como vasodilatación, cambios en la permeabilidad vascular, incremento de la producción de moco, etc. Si la segunda exposición es localizada, la reacción es pequeña y permanece local, pero es masiva y diseminada si la exposición es sistémica. Anafilaxis, urticaria y angioedema son las formas más graves de reacciones de este tipo. Para reconocer alergias a antígenos específicos en los individuos se realizan las pruebas de escarificación. Son positivas cuando aparece algún indicio de reacción como prurito, enrojecimiento o edema, que se consideran reacciones a nivel local.
  •          Tipo II: Destrucción de una célula o sustancia con un antígeno unido a su membrana celular, que las IgG o M perciben como extraño. Así, el proceso consiste en la unión del anticuerpo al antígeno, provocando la lisis celular o fagocitosis acelerada. Este proceso es favorable cuando la célula es extraña, como, por ejemplo, bacterias. Sin embargo, a veces los antígenos de superficie de los eritrocitos pueden percibirse como extraños por los diferentes tipos sanguíneos, provocando la destrucción del eritrocito.
  •          Tipo III: En este tipo de reacción participan complejos inmunitarios formados por antígenos y anticuerpos, normalmente IgG. El paciente se sensibiliza con una exposición inicial y la reacción se presenta en una exposición subsecuente. Es localizada y evoluciona en varias horas, con síntomas que varían desde una lesión dérmica roja y edematosa hasta hemorragias y necrosis. El proceso incluye la formación de complejos antígeno-anticuerpo al interior de los vasos sanguíneos conforme el antígeno se absorbe a través de la pared vascular. Los neutrófilos se unen al área y liberan enzimas que por último causan daño a los vasos sanguíneos.
  •          Tipo IV: También denominada reacción tardía. Ocurre cuando un linfocito T entra en contacto con el antígeno específico al que está sensibilizado. La necrosis resultante se debe a las acciones de los macrófagos y los múltiples linfocitos T que participan en la respuesta inmunitaria mediada por células. 


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