martes, 29 de noviembre de 2016

ENFERMEDADES DE LA BOCA: TRASTORNOS DENTALES:

Bibliografía:
Pérez Echevarría P. Enfermedades de la boca. En: Rayón E, director/ del Puerto I, Narvaiza MJ, coordinador. Manual de enfermería médico-quirúrgica. Vol 1. Madrid: Síntesis; 2001. p. 148-60.



En relación a los temas expuestos en clase, me ha parecido interesante buscar más información sobre este tema.
Dentro de los trastornos del aparato digestivo, las enfermedades de la boca han sido tratadas históricamente como de poco peso, tanto por parte de la población como -incluso- por los profesionales de la salud. Afortunadamente esta idea ha cambiado. La importancia de este tipo de alteraciones viene dada por el hecho de que la boca es la puerta de entrada de los alimentos y esta función puede verse alterada por la más mínima lesión en esta zona, pasando de sufrir una lesión localizada a tener graves consecuencias en el ámbito general.

·         Caries:
Es el deterioro o la destrucción de los dientes a nivel exógeno (visible a la simple observación) o endógeno (en las capas más internas). Probablemente se trata de la enfermedad más frecuente en el hombre, y su incidencia es máxima en niños y adultos jóvenes. Para su desarrollo se requiere la presencia de bacterias y de azúcar que favorezca su colonización.
Puede ser debida a diversos factores: nutritivos y endocrinos (dietas ricas en azúcares), higiénicos; estatus social (cuanto más bajo es, peor suele ser la alimentación y la higiene); y embarazos y períodos de crecimiento por desmineralización.
La fisiopatología se explica mediante la teoría químico-parasitaria: en la boca hay bacterias saprófitas que, junto con los glúcidos -en especial la sacarosa- y restos de comida, conforman la llamada ‘’placa bacteriana’’. Ésta se adhiere firmemente al diente y produce un ácido que ataca al esmalte. La progresión del proceso es lenta hasta que alcanza la dentina, momento en el que la destrucción es rápida, provocando una difusión de la infección, que se traduce en inflamación, formación de absceso o celulitis (también llamada flemón).
Al principio el paciente se queja de dolor dentario, que empeora con las bebidas o alimentos fríos o calientes. El dolor es de tipo pulsátil, puede irradiarse a la cara y al oído y afecta en especial por la noche. Cuando se produce el absceso, el exudado inflamatorio puede penetrar a través del hueso hasta los tejidos blandos. Disminuye entonces el dolor, aunque aumenta el edema facial hasta proporciones a veces alarmantes. Los ganglios linfáticos regionales incrementan su tamaño y son dolorosos a la palpación, y puede haber fiebre y malestar general.

·         Enfermedad periodontal:
Es la que afecta al periodonto, que es el espacio entre la raíz y el hueso alveolar.
Suele tener su comienzo en otra enfermedad, la gingivitis o inflamación de la encía, que casi siempre se produce por el sarro, que consiste en la acumulación de las sales cálcicas de la saliva. Si bien la falta de una higiene adecuada puede ser la causa de la enfermedad, también se ha demostrado que existen otros factores, como el tabaco, la diabetes, el uso de ciertos fármacos o enfermedades inmunológicas, que disminuyen los mecanismos de control sobre la proliferación de bacterias.
Los depósitos de sarro entre la encía y el diente más la presencia de microorganismos y restos de alimentos dan como resultado una inflamación que va despegando la encía y formando la bolsa periodontal, que es una profundización patológica del surco gingival. En estadios más avanzados se transforma en un absceso periodontal o piorrea, que ocasiona el despegamiento de la encía, la rotura del ligamento y el movimiento del diente. Éste termina cayéndose, aunque antes de hacerlo las piezas dentarias que se mueven lesionan estructuras adyacentes, es decir, producen periodontitis o inflamación del ligamento, lo que origina dolor y sensación de crecimiento o presión del diente.



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