viernes, 28 de octubre de 2016

La piel

Bibliografía:
Recuerdo mofofisiológico de la piel y anejos. En: Ramos de la Fuente M, coord. Enfermería médico-quirúrgica. 2ªed. España: DAE; 2009. p.1378-84.



La piel y los anejos constituyen el mayor órgano del cuerpo, siendo un órgano dinámico, con muchos tipos de células y con funciones de tanta importancia que son vitales para el organismo. Es importante determinar la integridad de sus funciones, ya que puede estar aumentada o disminuida, ausente o presente, así como la complejidad de este sistema, puesto que alteraciones en las células o en la estructura cutánea pueden dar lugar a diferentes enfermedades (absceso, tumor benigno o maligno, psoriasis, etc.). Para una valoración completa del sistema tegumentario se debe tener en cuenta al individuo desde el punto de vista bio-psicosocial, de modo que resulta importante indagar sobre su estado nutricional, prácticas sanitarias, antecedentes de enfermedades y sus tratamientos, así como su estilo de vida y su psiquismo.
La piel se compone de tres capas distintas, de externa a interna: epidermis, dermis e hipodermis o tejido celular subcutáneo. Contiene diferentes estructuras accesorias derivadas de células epidérmicas como las uñas, pelos y glándulas sudoríparas.
Las funciones de la piel son:
-          Función barrera:
Protege frente a la deshidratación y todo tipo de agentes externos, bacterias y virus patógenos, sustancias extrañas y traumatismos externos. Tanto la queratina de la epidermis como el sebo que secretan las glándulas sebáceas son hidrófobas, por lo que hacen que la piel sea impermeable al agua. Las pérdidas del agua por la piel suponen 350 ml/día aproximadamente, sin contar con el agua que se pierde por las glándulas sudoríparas y que forma parte del control de la temperatura corporal. Cuando grandes áreas de la epidermis se encuentran afectadas o no existen (quemaduras), pueden producirse grandes pérdidas de agua e incluso llegar a la deshidratación. Además de proteger frente a la deshidratación, la epidermis protege de su exceso cuando está en un medio acuoso. El estrato córneo y el sistema inmune de la piel, así como el sebo, constituyen la primera barrera frente a la infección. El estrato córneo íntegro y el pH ácido del sebo impiden la penetración y retrasan el crecimiento de microorganismos, ayudado por la flora bacteriana no patógena de la piel que contribuye a limitar el crecimiento bacteriana mediante interferencia bacteriana. Los tejidos linfáticos y vasculares de la dermis, las células especializadas de esta capa, así como los pelos, presentan una participación activa en esta función barrera contra la entrada de materiales extraños.
El colágeno y las fibras elásticas de la dermis aseguran una elasticidad cutánea que, junto con la capa epidérmica por su cohesión y adherencia a la dermis, protegen contra la abrasión mecánica o traumatismos físicos.

-          Control de la temperatura:
Es una función tanto de la dermis como de la epidermis y se lleva a cabo por la sudoración y la circulación dérmica. En ambas glándulas sudoríparas, apocrinas o ecrinas, recae la actividad sudorípara, aunque las primeras no presentan una función significativa en la termorregulación. Las glándulas ecrinas secretan sudor acuoso a la superficie de la piel, siendo éste evaporado y con ello se disipa el calor y se produce un efecto refrigerante. Esta actividad está controlada por el sistema nervioso, en el hipotálamo, en donde se encuentran los centros de control de la temperatura, y por las emociones. La circulación cutánea de la dermis influye en este control de la temperatura por medio de su dilatación, que promueve la producción de calor en la piel y la vasoconstricción que inhibe la conducción del calor, conservando la temperatura interna del organismo.

-          Protección contra la luz solar:
Está asegurada especialmente por el sistema pigmentario epidérmico, puesto que la melanina de la epidermis absorbe la luz ultravioleta de alta energía, disminuyendo su efecto nocivo sobre las capas subepidérmicas. Aun así, la capa germinativa de la epidermis puede lesionarse debido a la radiación ultravioleta, sobre todo en individuos de piel clara. Los rayos rojos e infrarrojos poco energéticos penetran hasta la dermis y elevan localmente la temperatura.

-          Síntesis de vitamina D:
El 7-deshidrocolesterol, presente en las células de Malpigio de la epidermis, se transforma en vitamina D mediante fotoconversión en presencia de la luz solar. La vitamina D formada complementa a la ingerida por los alimentos, siendo ésta importante para el crecimiento y mineralización ósea.

-          Percepción sensorial:
En ella intervienen las tres capas de la piel, los neurorreceptores de la epidermis, la red de terminaciones nerviosas dérmicas y los receptores de presión del tejido celular subcutáneo. Las sensaciones de dolor, temperatura, tacto y presión son captadas por los receptores y transmitidas a la corteza cerebral.

-          Comunicación:

El rubor, así como las expresiones faciales por la contracción muscular unidas a la piel, comunican distintas emociones, vergüenza, sorpresa, ira, etc. El olor de las secreciones glandulares sudoríparas apocrinas participa ampliamente en la comunicación sexual. La mayor parte de las enfermedades cutáneas son visibles. En una sociedad como la actual, en la que el aspecto de la piel y la belleza juegan un papel importante, el perfecto estado de la primera es esencial para el completo bienestar del individuo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario