lunes, 24 de octubre de 2016

EL CÁNCER

Bibliografía:
Williams S. L, Hopper D. P. Cuidados de enfermería de pacientes con cáncer. Enfermería medicoquirúrgica. 3ªed. México: MCGrawHill/Interamericana de México; 2009. p.153-166.


El cáncer es un grupo de células que crece sin control y afecta la función del órgano afectado. Las células cancerígenas se describen como mal construidas, de formación laza y carentes de organización. Un órgano con un tumor canceroso por último deja de funcionar. Una definición simple es ``célula confusa’’. Maligno, un término que con frecuencia se utiliza como sinónimo de cáncer, se define como crecimiento refractario al tratamiento que tiende a empeorar y amenaza con la muerte.
El crecimiento y reproducción de las células cancerígenas incluye un proceso de dos pasos. El primero en el crecimiento del cáncer se denomina inicio. El inicio produce una alteración en la estructura genética de la célula (DNA). La alteración celular se relaciona con exposición a un carcinógeno. El cambio celular lleva a la célula a convertirse en cancerígena.
La promoción es el segundo tipo de crecimiento de la célula cancerígena. Ocurre después que la exposición repetida a cancerígenos ocasiona que las células iniciadas muten. Durante el paso de promoción se forma un tumor a partir de la reproducción de células mutadas.
A menudo un sistema inmunitario sano puede destruir las células cancerígenas antes que se repliquen y conviertan en un tumor. Es importante recordar que cualquier sustancia que debilite o altere el sistema inmunitario pone al individuo en riesgo de mutación celular. Los investigadores médicos apoyan la teoría de que el cáncer es un síntoma de un sistema inmunitario debilitado.
El mayor riesgo de cáncer se vincula a muchos factores ambientales. La evaluación del cáncer empieza con la valoración de los factores de riesgo bien reconocidos, entre ellos virus específicos, exposición a radiación, químicos e irritantes, genética dieta en inmunidad general. Algunos grupos raciales y étnicos también están en mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.
Las personas expuestas a materiales radiactivos en grandes dosis, como la fuga de radiación o una bomba atómica, están en riesgo de leucemia y cáncer de mama, hueso, pulmones tiroides. La radioterapia controlada se emplea para tratar a pacientes con cáncer al destruir las células cancerosas que se dividen con rapidez. La radiación también puede causar daño a las células normales. La decisión de usar radiación se toma después de una cuidados evaluación de localización del tumor y la vulnerabilidad a otros tratamientos.

Las enfermeras tienen una función importante en la prevención y detección del cáncer. Pueden ayudar a educar a los pacientes respecto a los factores de riesgo, autoexploraciones y programas de detección. El diagnóstico y tratamiento tempranos brindan tiempo para detener la progresión del cáncer.
Una exploración física a tiempo ayuda al personal médico a detectar los siete signos comunes del cáncer promovidos por la American Cancer Society. Estos signos de alarma son:
-          Cambio en los hábitos intestinales o vesicales
-          Úlcera que no se cura
-          Hemorragia o secreción inusual
-          Engrosamiento o nódulo
-          Indigestión o dificultad para deglutir
-          Cambio obvio en verruga o lunar
-          Tos o ronquera continuas

La quimioterapia es un tratamiento químico que utiliza medicamentos citotóxicos para tratar el cáncer. Los fármacos citotóxicos pueden curar, controlar o paliar los tumores cancerosos y se describen según la manera en que afectan la actividad celular. Por ejemplo, los agentes alquilantes se unen con el DNA para detener la producción de RNA: los antimetabolitos sustituyen los nutrientes o enzimas en el ciclo vital de la célula; los inhibidores de la mitosis interfieren con la división celular; los antibióticos inhiben la síntesis de DNA y RNA, y los agentes hormonales alteran la estructura hormonal del cuerpo. La quimioterapia suele ser más efectiva cuando se administran múltiples fármacos en múltiples dosis.
Los efectos de la quimioterapia son sistémicos a menos que se usen de manera tópica para lesiones de la piel. La quimioterapia se emplea antes de la cirugía para reducir los tumores y después de la misma para tratar los tumores residuales. Los factores que influyen la efectividad de la quimioterapia son: tipo de tumor, fármacos quimioterapéuticos disponibles y genética.
La quimioterapia combinada significa que se utilizan dos o más antineoplásicos juntos para tratar un tipo particular de cáncer. Permite exponer un mayor número de células en diferentes puntos del ciclo celular a más de un tipo de quimioterapia. Combinar los medicamentos también disminuye los efectos secundarios del tratamiento y la posibilidad de que el tumor se vuelva resistente a la terapéutica.
Varios criterios deben cumplirse para combinar los medicamentos de esta manera. Incluyen que sean efectivos cuando se usan solos para tratar ciertos canceres y que tengan diferentes toxicidades que pudieran limitar su empleo. Por ejemplo, si tres medicamentos son cardiotóxicos, el paciente tiene más posibilidad de desarrollar cardiotoxicidad. Los pacientes se vigilan en busca de efectos tóxicos por el tratamiento, así como de mejoría de su estado.
La quimioterapia se administra por vía oral, intramuscular, intravenosa o local. La dosis del medicamento se regula con base en el tamaño del individuo y las toxicidades del fármaco. La administración de agentes intravenosos requiere entrenamiento especializado y conocimiento de los antineoplásicos.
Los medicamentos vesicales de administran sólo por vía intravenosa. Estos fármacos causan ampollas de tejido que conducen a necrosis si se infiltran o fugan del vaso sanguíneo hacia el tejido blando. Pueden requerirse injertos de piel si el daño tisular es extenso.
Las toxicidades en pacientes que reciben quimioterapia varían con los medicamentos; sin embargo, algunos efectos secundarios generales suelen relacionarse con los quimioterapéuticos. Por lo general la quimioterapia y la radiación afectan las células epiteliales de crecimiento rápido, como las de cabello, sangre, piel y tracto gastrointestinal.


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