BIBLIOGRAFIA:
D. Nayduch. Enfermería de urgencia. En: S. Smeltzer, B. Bore, J. Hinkle y K. Cheever. Brunner y Suddarth. Enfermería medicoquirúrgica. Vol 2. 12ª ed. Barcelona: Lippincott Williams & Wilkins; 2013. p. 2153-2183.
Esta bibliografía tiene como finalidad dar a conocer el
método de actuación correcto ante las quemaduras químicas en la piel.
La gravedad de la quemadura viene determinada por ciertas
características del químico:
- Su mecanismo de acción
- La fuerza de penetración
- La concentración
- La cantidad y la duración de exposición a la piel
Se deberán empapar inmediatamente con agua las quemaduras,
excepto las producidas por sosa o fósforo blanco, debido al riesgo de explosión
o profundización. En cuyo caso se deberá cepillar la piel antes del lavado,
para deshacernos de cualquier residuo químico que pueda quedar.
La piel se lavará con una corriente de agua tibia constante y
abundante, conforme se quita la ropa que pueda interferir en la zona de la
quemadura.
En todo momento, la piel del personal sanitario o de toda
persona que asista al paciente estará protegida de modo adecuado para evitar el
riesgo de exposición, ya que el agente tóxico puede estar aún presente.
Será necesario determinar la identidad y características del
químico con el fin de especificar el tratamiento futuro. Mientras tanto, se
aplica el tratamiento estándar de quemaduras según el tamaño y ubicación de la
herida: tratamiento antimicrobiano, desbridamiento, profilaxia de tétanos,
administración de antídoto…
Es posible que el paciente requiera cirugía plástica si han
sido afectadas grandes extensiones de piel o en sitios delicados por su
componente estético o funcional (cara, manos, pies…).
Se instruirá al paciente para que reexplore el área afectada
a las 24 y 72 horas y posteriormente, a los 7 días, debido al peligro de
subestimar el grado y profundidad de este tipo de lesiones, así como el posible
riesgo de infección.
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