Bibliografía:
A.Martín Romero, C. Bermejo Martínez. Dolor, manejo del
dolor, sistemas PCA. En: E. Acebes Seisdedos, responsable de ediciones, R.
Rodrigo Luenga, coordinadora. Técnicas y procedimientos de enfermería. Madrid:
Difusión Avances de Enfermería; 2009. p. 204-207
PCA (analgesia controlada por el paciente) es la
administración de fármacos para aliviar el dolor según las necesidades del
paciente. Hay varios tipos:
-PCA pura: bolos a demanda
-PCA basal (infusión continua): bolos a demanda
-PCA variable: bolos a demanda de cantidad variable
De esta forma los fármacos se administrarán en dosis
adecuadas y a intervalos regulares de tiempo.
La elección de los tipos dependerá del tipo y
características del dolor y la capacidad de comprensión del paciente. La PCA está
contraindicada, sin embargo, en pacientes con bajo nivel intelectual,
trastornos cognitivos o baja colaboración, en drogodependientes, en enfermos
con compresión medular y en niños menores de seis años.
Las vías de administración son parenterales (subcutánea,
intravenosa y epidural).
No debemos olvidarnos de mantener las condiciones de
asepsia, de valorar posibles alergias, de comprobar que el fármaco sea el
correcto y de que no esté caducado, de extremar el cuidado en la administración
de la dosis y de observar la reacción del paciente a la administración del
fármaco y, si ésta no es la correcta, actuar en consecuencia y con rapidez.
Otra premisa muy importante es la de informar al paciente
para fomentar su colaboración y respetar su autonomía. En este caso habría que
informarle sobre el sistema PCA y su manejo, sus vías de administración y sobre
los fármacos más utilizados y sus efectos secundarios.
Sobre el manejo de la PCA hay que destacar que la bomba de
infusión se debe colocar unos 120cm por encima del lugar de acceso. Otro asunto
a resaltar y de gran utilidad para el paciente es el de la posibilidad de
accionar un botón para dispensar una cierta cantidad de fármaco en un momento
de dolor especialmente intenso o antes de un procedimiento doloroso. Es
importante hacerle saber que al accionar este botón puede sentir un calor más o
menos intenso para evitar que el paciente se asuste cuando tenga esta
sensación.
Los fármacos más utilizados se encuadran en los grupos de
los opiáceos, AINES (antiinflamatorios no esteroideos) y anestésicos locales.
Entre los opiáceos el más usado es la morfina que se administra por vía
epidural y se emplea sobre todo en pacientes con dolor debido a una
intervención quirúrgica (postoperatorio). En cuanto a los AINES, los más
utilizados son el metamizol y el ketorolaco. Se suelen emplear en tratamientos
para el dolor postoperatorio y se administran de forma única o combinada con el
tramadol. El anestésico local más utilizado es la bupivacaína el cual se
administra por vía epidural en zonas regionales o en bloqueos regionales por
catéter. Se utiliza de forma única o asociado a otros fármacos.
Los posibles efectos secundarios son los siguientes: náuseas
o vómitos, estreñimiento, hipotensión, somnolencia, retención urinaria y, la
más grave de todas, depresión respiratoria. Esta última se trata rápidamente
con la administración de un fármaco antagonista, pero para ello (y para tratar
cualquiera de estos efectos) hay que estar atento a la reacción del paciente a
los fármacos y actuar en consecuencia.
Al ser la vía de administración del PCA una vía parenteral,
pueden surgir unas determinadas complicaciones que hay que prever y evitar
tales como hematomas, infecciones, endurecimientos y extravasaciones.
Es muy importante realizar un seguimiento de la evolución
del dolor en pacientes hospitalizados o en ambulatorio cada 24 horas.
Esta cuarta bibliografía me ha resultado interesante porque
ilustra de forma muy clara un procedimiento que utilizaremos día a día en
nuestra labor de enfermería por lo que considero muy útil conocer este
procedimiento.
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