jueves, 22 de septiembre de 2016

La familia del enfermo y el rol del profesional de enfermería


Bibliografía:

C. Valverde Gefaell. La familia del enfermo y el rol del profesional de enfermería. En: P. Mompart García, Dir. Comunicación terapéutica en enfermería. Madrid: Difusión Avances de Enfermería; 2007. p. 193-209.




He escogido este tema porque creo que un pilar importante en el proceso de enfermería es la comunicación, pero no solo me refiero a la comunicación con el enfermo sino también con la familia pues ésta influye en el estado anímico del enfermo y viceversa. Por tanto, consideraremos tanto al enfermo como a su familia como a pacientes. Al primero por su enfermedad y a los segundos por estar pasando por una dificultad al verse afectados por la enfermedad de un ser querido.
El proceso de enfermería está constituido por las siguientes fases: valoración, diagnóstico, intervención y evaluación. El trato con los familiares (en relación al enfermo) nos sería especialmente útil en la valoración, pero sobre todo en la entrevista, pues esto nos daría información acerca de la situación emocional del paciente.
En este capítulo en concreto la autora nos explica los diferentes subsistemas familiares, es decir, los distintos tipos de relaciones de mayor o menor confianza que se pueden establecer en una familia. También nos resume brevemente los distintos roles y creencias que puede mostrar una familia. Estos roles y creencias se adquieren por herencia o se obtienen en el mismo seno familiar. Es importante conocer lo anterior pues no podemos tratar a los familiares por igual sino que cada enfermo junto con su familia vive una situación concreta y única.
Al hilo de lo anterior, será también primordial saber enfrentarnos a las emociones de nuestros pacientes (enfermo y familiares) para así comprenderlos y poder prestar una ayuda óptima. Una emoción muy común en el paciente es el miedo a sus familiares ante la posibilidad de que no sepan tratarlo como es debido mientras que éstos a menudo suelen sentir rabia y miedo ante la incertidumbre del desarrollo de la enfermedad. Este bloque de emociones puede llevar a nuestros pacientes a una depresión reactiva siendo nosotros los responsables de prevenir su aparición. Para ello ofreceremos apoyo individual a los miembros que lo necesiten o incluso, si fuera necesario, derivaríamos a un psicólogo.
Otro punto a resaltar es el de no juzgar ni intervenir en dinámicas familiares pues esto podrá agravar la situación o disminuir la confianza de los pacientes en nosotros. Lo que sí debemos hacer es reforzar a la familia, esto es, felicitarla por todo lo que hace bien y así animarla a continuar con esa conducta.
Una figura familiar a destacar es la del cuidador principal de la familia (que suele ser una mujer debido a distintos estereotipos y creencias). El cuidador nos causa confusión pues a veces no sabemos si ayudar a esta persona o, en cambio, dejarnos ayudar por ella. Sin embargo, el cuidador principal es el más implicado con el enfermo, por lo tanto, es el que soporta mayor carga emocional. Así, esta figura debe ser un paciente que necesita hablar y desahogarse de fuertes emociones contradictorias sin temor a ser juzgada.

En conclusión, la familia del enfermo debe ser siempre tratada como paciente ante los ojos de la enfermera y nunca debe dejar de ser relevante en el proceso de enfermería.


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