Bibliografía:
C. Valverde Gefaell. La familia del enfermo y el rol del profesional de enfermería. En: P. Mompart García, Dir. Comunicación terapéutica en enfermería. Madrid: Difusión Avances de Enfermería; 2007. p. 193-209.
He escogido este tema porque creo que un pilar importante en el proceso de enfermería es la comunicación, pero no solo me refiero a la comunicación con el enfermo sino también con la familia pues ésta influye en el estado anímico del enfermo y viceversa. Por tanto, consideraremos tanto al enfermo como a su familia como a pacientes. Al primero por su enfermedad y a los segundos por estar pasando por una dificultad al verse afectados por la enfermedad de un ser querido.
El proceso de enfermería está constituido por las siguientes
fases: valoración, diagnóstico, intervención y evaluación. El trato con los
familiares (en relación al enfermo) nos sería especialmente útil en la valoración,
pero sobre todo en la entrevista, pues esto nos daría información acerca de la situación emocional
del paciente.
En este capítulo en concreto la autora nos explica los
diferentes subsistemas familiares, es decir, los distintos tipos de relaciones
de mayor o menor confianza que se pueden establecer en una familia. También nos
resume brevemente los distintos roles y creencias que puede mostrar una
familia. Estos roles y creencias se adquieren por herencia o se obtienen en el
mismo seno familiar. Es importante conocer lo anterior pues no podemos tratar a
los familiares por igual sino que cada enfermo junto con su familia vive una
situación concreta y única.
Al hilo de lo anterior, será también primordial saber
enfrentarnos a las emociones de nuestros pacientes (enfermo y familiares) para
así comprenderlos y poder prestar una ayuda óptima. Una emoción muy común en el
paciente es el miedo a sus familiares ante la posibilidad de que no sepan
tratarlo como es debido mientras que éstos a menudo suelen sentir rabia y miedo
ante la incertidumbre del desarrollo de la enfermedad. Este bloque de emociones
puede llevar a nuestros pacientes a una depresión reactiva siendo nosotros los
responsables de prevenir su aparición. Para ello ofreceremos apoyo individual a
los miembros que lo necesiten o incluso, si fuera necesario, derivaríamos a un
psicólogo.
Otro punto a resaltar es el de no juzgar ni intervenir en
dinámicas familiares pues esto podrá agravar la situación o disminuir la
confianza de los pacientes en nosotros. Lo que sí debemos hacer es reforzar a
la familia, esto es, felicitarla por todo lo que hace bien y así animarla a continuar
con esa conducta.
Una figura familiar a destacar es la del cuidador principal
de la familia (que suele ser una mujer debido a distintos estereotipos y creencias). El cuidador
nos causa confusión pues a veces no sabemos si ayudar a esta persona o, en
cambio, dejarnos ayudar por ella. Sin embargo, el cuidador principal es el más
implicado con el enfermo, por lo tanto, es el que soporta mayor carga
emocional. Así, esta figura debe ser un paciente que necesita hablar y
desahogarse de fuertes emociones contradictorias sin temor a ser juzgada.
En conclusión, la familia del enfermo debe ser siempre tratada como paciente ante los ojos de la enfermera y nunca debe dejar de ser relevante en el
proceso de enfermería.
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