Smeltzer S, Bare B. Tratamiento de pacientes con trastornos de las vías respiratorias superiores. Enfermería medicoquirúrgica. 10ª ed. México: Mc Graw Hill; 2007. p. 548-74.
Dadas las infecciones en clase, me ha parecido interesante ampliar el contenido en una de las más comunes, la faringitis. Así como la asistencia de la enfermería frente a esta infección y durante la etapa febril, que como hemos tratado, hay que manejar con cuidado.
Existen dos tipos:
-La faringitis aguda es una inflamación o infección en la garganta. La mayor parte de los casos suele ser una infección vírica y el cuerpo desencadena, como hemos visto, una respuesta inflamatoria, con dolor, fiebre, vasodilatación, edema y daño hístico. Puede haber incluso exudado cremoso en los pilares amigdalinos.
Aunque se suele resolver en un corto plazo depende del microorganismo que la cause, ya que existen bacterias más virulentas que pueden poner en peligro la vida.
La enfermera interviene indicando al enfermo, que en el momento que aparezca fiebre debe guardar reposo. La fiebre no es perjudicial, sino que va ayudar a nuestro organismo a recuperar la homeostasis .
Además, debe examinar la piel porque la faringitis aguda puede ir seguida de otras enfermedades contagiosas (rubéola).
Otra de las intervenciones es enseñar al paciente como calmar el dolor, haciendo gárgaras con una solución salina tibia o aplicándose compresas de hielo en la zona. Es importante la higiene bucal durante la infección para evitar la aparición de fisuras en los labios e inflamación bucal.
Otro aspecto es la relevancia de la adherencia al tratamiento antibiótico, señalando las posibles complicaciones si no se cumple.
-La faringitis crónica es una inflamación que persiste en la faringe. Es común en adultos que fuman y beben bebidas alcohólicas con frecuencia.
En este caso aparece una hipertrofia, engrosándose toda la mucosa faríngea. En una etapa más tardía puede aparecer atrofia y folículos linfoides hipertróficos.
La enfermera debe evitar que esta infección se disemine, indicando al enfermo que evite el contacto con otras personas hasta que la fiebre ceda. Es importante que el enfermo comprenda cómo el tabaco, el alcohol y los ambientes fríos afectan negativamente a su infección. En algunos casos podemos indicarle el uso de máscaras desechables y que tome abundantes líquidos.
Aunque se trate de una infección común no tiene menos importancia que otra, ya que podría darse una bacteriemia, convirtiéndose si no es tratada en un paso continuo de gérmenes al torrente sanguíneo, lo que se conoce como septicemia.
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