Mroz, I. Conceptos generales para
el cuidado de los pacientes médico-quirúrgicos I. Sección dos. Dolor. En: Swearingen, P. (Dir.) Manual
de enfermería médico-quirúrgica. Intervenciones enfermeras y tratamientos
interdisciplinarios. 6ª ed. Barcelona: Elservier Mosby; 2008. p. 15-29
Como bien sabemos el dolor cuenta
con un componente subjetivo bastante significativo y por tanto, va a depender
de cada persona o paciente. Uno de los objetivos fundamentales del personal de
enfermería es minimizar o controlar ese nivel subjetivo de dolor a través de la
valoración periódica de los indicadores conductuales (tensión facial, llantos,
frotamientos…) y fisiológicos identificados (espasmos musculares, nauseas,
alteraciones respiratorias…), anticipándose a la aparición de niveles altos de
dolor a través de un tratamiento preventivo.
Cuando nos referimos al
tratamiento preventivo del dolor lo primero que se nos viene a la cabeza es el
tratamiento farmacológico a través de analgésicos u otras sustancias para
evitar que el dolor sea intenso o que nos limite realizar cualquier actividad
de la vida diaria. En efecto, el uso de medicamentos es esencial para su
tratamiento y posiblemente el método más recurrente. Pero no debemos olvidar
que existe un tratamiento complementario y efectivo que no utiliza ningún método
farmacológico. Es sobre estos métodos
alternativos en el tratamiento del dolor, sobre los que voy a basar mi reflexión
bibliográfica.
Una de las tareas del enfermero
es explicar al paciente que el manejo del dolor forma parte de su tratamiento,
en la medida en que tiene derecho a recibir una valoración y un control
apropiados del mismo. Del mismo modo, el enfermero tiene que hacer partícipe al
paciente de ese tratamiento del dolor enseñándole a realizar por él mismo
ciertas técnicas o procedimientos que reduzcan o eviten su aparición. Dentro de
estas intervenciones alternativas al tratamiento farmacológico vamos a
diferenciar dos tipos:
1. Por
un lado están las estimulaciones
cutáneas y sensoriales:
- Tacto: reflexología, acumprensión…
- Frío: Se utiliza para disminuir la respuesta tisular a la lesión y modificar el umbral del dolor.
- Calor: para eliminar las toxinas tisulares y movilizar líquidos.
- Masaje: relajando la tensión muscular y mejorando la circulación.
- TENS: dispositivo que utiliza electrodos que envían impulsos eléctricos a determinadas partes del cuerpo y que reduce la sensación de dolor durante y después del tratamiento.
2. Por
otro lado están las intervenciones
cognitiva:
- Preparación cognitiva: explicando al paciente el procedimiento que se le va a aplicar, reduciendo así el estrés y la ansiedad.
- Educación del paciente: enseñándole métodos para evitar o reducir el dolor (posturas cómodas tras intervenciones, métodos de deambulación…)
- Distracción: estimular al paciente a concentrarse en algo que no tenga relación con el dolor.
- Relajación: de la mandíbula, de la respiración…
- Imágenes guiadas: que es un proceso mental que utiliza imágenes para modificar un estado físico o emocional. Favorece la relajación y disminuye la sensación de dolor.
- Conductual: hipnosis, bioautorregulación, psicoterapia…
Como se puede comprobar, el
abanico de posibilidades y técnicas es muy amplio. El enfermero utilizará
aquella o aquellas que considere más oportuno para cada paciente. Como es
lógico, la realización de estas técnicas puede ir acompañado de tratamiento
farmacológico incrementando así el efecto terapéutico del control del dolor.
Como conclusión y complementando
lo visto en clase, el uso de técnicas paralelas al tratamiento no
farmacológico, se convierte desde mi punto de vista, en un aspecto muy
importante en el tratamiento del dolor, el cual, el enfermero debe conocer y
aplicar logrando el objetivo final que no es otro que aumentar la calidad del
vida del paciente evitando al máximo las sensaciones subjetivas de dolor.
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